Genocidios, holocaustos y matanchinas han ocurrido recurrentemente en la historia “evolutiva” de la humanidad, llenándonos así de vergüenza y pesar. No se trata del genocidio como consecuencia de una disputa bélica entre dos bandos armados. Se trata de persecución y exterminio masivo de un sector de la sociedad, en clara desventaja. Se trata de una parte de la población acosada por un grupo minoritario que ejerce el poder. Un ejercicio del poder con la violencia contra una población completamente desprotegida.
La Organización de las Naciones Unidas, ONU, en su Asamblea General Nº 96 del 11 de diciembre de 1945, define al genocidio como «una negación del derecho de existencia a grupos humanos enteros»[1]. Pero cuidado. Ninguna parte de ese texto dice que tal exterminio se produce, necesariamente, con las armas.
Solemos creer que el exterminio implica sangre y cabezas rodando. Y que sólo así se trata de un genuino exterminio ¿Es necesario llegar a extremos tales para considerar que se trata de un exterminio? Casos como los de la Guerra Civil de Guatemala, de Rwanda, de Sudán, de Armenia. O el perpetrado por los Jemeres Rojos en Camboya o por el régimen tiránico en la Unión Soviética de Stalin, o el de Mao en la China comunista o el Holocausto antisemita, también conocido como la “Shoá”[2], llevado a cabo por el Tercer Reich, éste último el que más ha hecho ruido en la Historia. Todos esos casos aún se encuentran frescos en las mentes de muchas personas. Las peores cicatrices, las más difíciles de curar, son las del alma.
Los casos aludidos describen el patético cuadro de una conducta que tiende a repetirse como un ciclo regular, y que toca turno en todas y cada una de las sociedades, sin excepción. Toda sociedad humana puede sufrirla sin excepción. Con la Segunda Guerra Mundial se creía que los horrores genocidas habían alcanzado una extrema altura.
Luego del conflicto, la comunidad internacional estaba consciente de que era preciso impedir que se repitieran tan horrendas masacres en el futuro. Muchos fueron los estudios jurídicos, análisis sociológicos y regulaciones internacionales para disuadir a quienes tuviesen la absurda e irracional idea de llevar a cabo crímenes contra la humanidad.
Pero la realidad nos da una bofetada. No hay modo de ocultar lo que sucede ante nuestros ojos. Anteriormente resultaba más fácil esconder los homicidios masivos. No existía Internet, ni las redes sociales. Pero en la actualidad, cada semana, cada día, cada hora, el mundo se entera de una noticia más terrible que la anterior. Para no alistar casos acaecidos con posterioridad de la última Gran Guerra, vale un sólo un ejemplo de lo que conocemos como el tradicional genocidio, el de la guerra civil en Siria, que en siete años alcanza las aterradoras cifras de más de 400 mil muertes, 6,3 millones de desplazamientos internos y 5 millones de desplazados a países vecinos, Turquía, Irak, Egipto, Jordania, etc., y cientos de miles de refugiados en Europa, según datos de Opalín (2017).
El régimen de Al-Assad colecciona ya decenas de acusaciones por delitos contra la humanidad por ataques químicos con gas sarín y cloro abiertamente contra la población civil[3]. Es un exterminio directo y brutal.
Otros conflictos, a lo largo de los últimos veinte años, ocurren en pleno hemisferio occidental. El Medio Oriente no tiene la exclusiva. Pero de forma silente, sin guerras ni bombardeos. Una nueva y perversa manera de exterminar humanos. Se trata del “Socialismo del siglo XXI”. Invento acuñado por la autodenominada “revolución bolivariana”, bajo el mando, primero de Hugo Chávez, y luego, de su hombre de confianza, Nicolás Maduro.
En efecto. En Venezuela está ocurriendo un genocidio. Se ha logrado instaurar un régimen de corte totalitario, cada vez más al descubierto, antes lo ojos del mundo. Este “nuevo” régimen ha logrado patentar sofisticadas formas de control social, donde no se encontrarán territorios destrozados por bombas. En cambio, si por la pobreza y la desidia. Las cifras del derrumbe social en Venezuela son tan alarmantes que superan a los peores conflictos bélicos.
El sacerdote salesiano, Alejandro Moreno, estudioso de la pobreza y de la violencia en los barrios de Caracas, no ha dudado de calificar lo que sucede como un genocidio[4]. Por mi parte, propongo el término “genocidio controlado”. Bien vale pasearse por algunas calamidades sufridas por los venezolanos que nos ayudarán a entender el sentido de estas palabras:
- La desnutrición infantil en el país amenaza con arrebatarle la vida a más de 280.000 niños entre 5 y 6 años en los próximos meses. La fundación Cáritas ha decretado el estado de emergencia humanitaria en el territorio nacional, donde el déficit nutricional de 70 y 80% en los infantes hace inminente la muerte de los mismos, y en el mejor de los casos, causar consecuencias irreversibles en su proceso de formación y crecimiento, así afirma la representante de la organización Susana Rafalli[5]. Tan sólo en el Hospital de Guaiparo, San Félix, estado Bolívar, para septiembre del año pasado habrían muerto por desnutrición hasta 41 niños[6]. De acuerdo con cifras oficiales del Ministerio de Salud, tan sólo en los 365 días del 2016, se registraron 11.466 neonatos muertos[7].
- La ONG Convite A.C., dedicada a la defensa de la salud en el país, reportó en septiembre que las medicinas para el tratamiento de la hipertensión, la diabetes, enfermedades respiratorias, el cáncer y el VIH/SIDA llegan al 90% de escasez en todo el territorio nacional, esto a la vez que, precisamente, los casos de diabetes han aumentado en 95% y la hipertensión en 92% en 2017, y una de las causas es la mala alimentación y la escasez de medicamentos. Más de 114.000 personas con VIH/SIDA no tienen acceso a los medicamentos esenciales para tratar la enfermedad, igualmente sucede con los pacientes trasplantados. Luego de la destrucción de la industria farmacéutica nacional, ahora el país ha tenido que importar todo lo referente a medicinas, llevando la situación a una precariedad y alza de precios inducida por el mismo régimen, ya que según informes de IMSHealth la falta de divisas no parece ser la causa de la falta de medicamentos en Venezuela[8], y en tal sentido, Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela, afirma que la deuda del sector farmacéutico con proveedores internacionales era de $5 millardos para el 2017. Ante la crisis y la falta de atención de las autoridades, las redes sociales han jugado un rol fundamental tanto para la denuncia como para la solicitud de ayuda en el suministro de los medicamentos.
- Según el último Boletín Epidemiológico del Ministerio de la Salud, se constata la reaparición de enfermedades que se creían superadas, tales como la difteria con 324 casos en 2016, y la malaria con 240.613 casos en 2016, destacando que, siendo enfermedades de fácil control, sin las medidas preventivas pertinentes pueden convertirse en enfermedades altamente contagiosas y mortales. Simultáneamente, ocurre el repunte de enfermedades vinculadas a la falta de aseo personal como la escabiosis, alta presencia de ácaros e insectos, entre otras.
- En Venezuela, el número de personas mal alimentadas aumentó, al pasar de 2,8 millones con subnutrición en 2015, a 4,1 millones en 2016. Según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) la canasta básica familiar correspondiente al mes de enero, se ubicó en Bs. 35.392.706,24, necesitando cada venezolano de Bs. 1.179.576,87 diarios para poder costear la canasta, mientras el sueldo mínimo se ubica en Bs. 392.646,00 y el bono de alimentación en Bs. 915.000,00. Es decir, con el salario mínimo integral usted puede vivir un día en Venezuela, llevando a la sociedad a un nivel de miseria y depauperación que se nota en el estado físico de las personas cada vez más desnutridas y lánguidas.
- La situación de las cárceles venezolanas qué, lejos de ser centros de reclusión para el restablecimiento y reinserción social de seres humanos, son un verdadero infierno llenas de los peores vicios y perversiones, situación que muchos presos políticos califican como suertes de campos de concentración. Las prácticas de barbarie dentro de los centros penitenciarios en Venezuela por parte de los mismos reclusos son indescriptibles, al punto que muchos de los delincuentes poseen sus propias fosas comunes donde entierran a los reclusos que van vilmente asesinando mientras ejercen el “mando” dentro del penal. Se trata de la cultura del pranato. Pero no sólo ello, ya que la misma crisis de medicinas y alimentos que observamos afuera, se reproducen a lo interno de las cárceles, donde existen fuertes epidemias de paludismo y tuberculosis sin poder ser tratadas[9]. Un hecho reciente, fue el motín en los calabozos de la Comandancia de PoliCarabobo, registrándose hasta 80 fallecidos producto de un incendio, sin que existan declaraciones oficiales al respecto.
- Según el Observatorio Venezolano de la Violencia, en 2017 murieron 26.616 venezolanos en manos de la violencia en el país. El hampa desbordada azota a los venezolanos y acciones como las Operaciones de Liberación del Pueblo (OLP) no hacen sino empeorar la situación de violación de los derechos humanos, ya que, por lo general, pagan personas inocentes, que nada tienen que ver con los delitos. Ciudades como Caracas, Ciudad Guayana, Maturín, Valencia y Maracay, apuntalan el ranking de las ciudades más violentas y peligrosas del mundo. No en vano, Maduro ha sido calificado por medios internacionales como «El carnicero».
A toda esta descripción se debe agregar la dura represión aplicada a las protestas que estallan regularmente desde el 2014. Las consecuencias alargan una ya extensa lista en crímenes, presos de conciencia, desempleo, crisis hospitalaria, escasez de materiales médicos y quirúrgicos, parturientas que deben dar a la luz en las sillas de las salas de espera, niños que nacen en cajas de cartón, el deterioro generalizado de los servicios públicos, la incómoda escasez de moneda circulante, las altas cifras de desplazados y refugiados en los países vecinos, el abuso de poder, la corrupción, el narcotráfico, el uso de drogas, y el vínculo con el terrorismo internacional por parte de quienes gobiernan que aún no es tan visible. Todo esto conforma un cóctel de la muerte. Cada venezolano está sometido a terribles presiones, al estrés causal de enfermedades físicas y mentales. Porque muchos sienten sobre sí el juego de la ruleta rusa cada vez que salen a la calle. Cualquiera puede ser el último día. O si podrán comer o llevar el sustento a sus hogares. O si conseguirán el medicamento que necesitan para curar una simple enfermedad que puede sin embargo matarlos.
Venezuela es un país que lo tiene todo para salir de la crisis. Pero ya no cabe un comunista más, o cualquier ideología más. Venezuela no padece una simple crisis, causada por un mal gobierno cualquiera. Venezuela es socio de un club de gobiernos totalitarios, maléficos y villanos, cuyo comportamiento delictivo se exhibe cada vez más claramente.
Venezuela padece un régimen que ha planificado empobrecer a sus ciudadanos. A empujar a su población a la peor de las miserias. A someter a la gente en la insatisfacción de sus necesidades más básicas de sobrevivencia. Un plan donde el costo de la más mínima oportunidad para obtener alimentos resulta muy alto.
En Venezuela, la élite gobernante, los que ejercen el poder y quienes aspiran ejercerlo han decidido perpetuarse. Unos, haciendo que gobiernan, y los otros, haciendo que se oponen. Tal como indicó el presidente de los Estados Unidos en su primera intervención en la Asamblea General de las Naciones Unidas: “El problema en Venezuela no es que el socialismo ha sido mal implementado, sino que el socialismo ha sido fielmente implementado”[10].
En una de sus últimas declaraciones, el ministro de la defensa de Venezuela, el general Vladimir Padrino, responde al gobierno de Estados Unidos y a la comunidad internacional: “Si quieren un canal humanitario, comiencen por desmontar el bloqueo financiero contra Venezuela”[11]. Un descarado chantaje, cobarde y manipulador, porque alude a las sanciones aplicadas sólo contra personalidades representativos del régimen que él ayuda a sostener por la fuerza. Un selecto grupo de funcionarios que exhiben colosales riquezas, mal habidas, en cuentas en el exterior.
Venezuela es una sociedad en cautiverio. Secuestrada por una banda delictiva especialmente asesina. Que no titubea en hacerse del narcotráfico y del terrorismo como medio de control y dominación. Corromper a la sociedad es otro modo de control social, y la delincuencia es un modo eficiente de hacerlo.
La población civil en Venezuela necesita convencerse, en primer lugar, que todo cambio será posible con el desalojo y expulsión de esta casta delictiva del poder, y más, de su sistema político. Mientras el chavismo esté en el poder será poco probable una salida electoral. Y, en segundo lugar, superar el prejuicio pseudo patriota. Cuando una casta forajida se ha instalado en el poder y le apoya un club de estados delincuentes sólo una intervención extranjera puede expulsarla. No se trata de conceptos, ni de rémoras jurídicas. Se trata de ponerle fin al lento genocidio contra la población civil.
Por: Orlando Figuera
@ofiguera
Archivólogo y MSc en Comunicación Social de la UCV
Profesor en la Escuela de Bibliotecología y Archivología de la Facultad Humanidades y Educación, UCV
FUENTES CONSULTADAS
AVEDEM (2017, mayo 10). Lo que revelan las cifras de salud oficiales en Venezuela. En AVEDEM (Noticia en línea). Disponible en: https://bit.ly/2GbHpuZ (Consultado en 2018, marzo 25).
El Nacional Web (2017, diciembre 28). OVV: 26.616 personas murieron de forma violenta en 2017. En El Nacional Web (Noticia en línea). Disponible en: https://bit.ly/2CMdrjq (Consultado en 2018, marzo 24).
El Político (2017, agosto 28). Cifras alarmantes de desnutrición infantil en Venezuela gracias a Maduro. En El Político (Noticia en línea). Disponible en: https://bit.ly/2ujrIA9 (Consultado en 2018, marzo 23).
La Patilla (2018, marzo 28). Extraoficial: Motín e incendio en Comandancia de Policarabobo habría dejado cerca de 80 fallecidos. En La Patilla (Noticia en línea). Disponible en: https://bit.ly/2uyuiCm (Consultado en 2018, marzo 28).
Opalín, León (2017, abril 17). Genocidio en Siria. En El Financiero (Artículo en línea). Disponible en: https://bit.ly/2DU6qIU (Consultado en 2018, marzo 21).
Peters, Von Dominik (2018, enero 17). Der Schlachter: Venezuelas Machthaber Maduro. En Spiegel Daily (Noticia en línea). Disponible en: https://bit.ly/2FKAHMC (Consultado en 2018, marzo 24).
United States Holocaust Memorial Museum (2018). Homepage. En USHMM (Página Web). Disponible en:https://www.ushmm.org/es/holocaust-encyclopedia (Consultado en 2018, marzo 20).
REFERENCIAS
[1] Véase: Naciones Unidas (2018). Documentos. En Naciones Unidas (Página web). Disponible en: http://www.un.org/es/index.html (Consultado en 2018, marzo 24).
[2] Término hebreo, cuya traducción al español es “La Catástrofe”.
[3] Véase: El Espectador (2018, febrero 6). Alarma por ataques químicos en Siria. En “El Espectador” (Noticia en línea). Disponible en: https://bit.ly/2pEgpwY (Consultado en 2018, marzo 24).
[4] Véase: Revista Ojo (2018, febrero 21). No le diga crisis, dígale GE-NO-CI-DIO. En Revista Ojo (Artículo en línea). Disponible en: https://bit.ly/2oyrS1e (Consultado en 2018, febrero 21).
[5] Véase: El Nacional Web (2017, octubre 25). ABC: “300.000 niños podrían morir por desnutrición en Venezuela”. En El Nacional Web (Noticia en línea). Disponible en: https://bit.ly/2yPI2ct (Consultado en 2018, marzo 25).
[6]Véase: El Nacional Web (2017, noviembre 10). Denuncian que 41 niños han muerto de hambre en hospital de San Félix. En El Nacional Web (Noticia en línea). Disponible en: https://bit.ly/2yoqSzF (Consultado en 2018, marzo 24).
[7]Véase: Moros, Daniel (2017, junio 16). Cada 46 minutos murió un niño menor de 1 año en Venezuela durante 2016. En Diario La Región (Noticia en línea). Disponible en: https://bit.ly/2ukfKqa (Consultado en 2018, marzo 24).
[8]Véase: Curcio, Pasqualina (2017, mayo 21). Escasez de medicamentos en Venezuela ¿Falta de divisas? En 15 y Último (Artículo en línea). Disponible en:https://bit.ly/2G71q5H (Consultado en 2018, marzo 23).
[9]Véase: El Nacional Web (2016, octubre 6). Murió preso de tuberculosis y 27 están enfermos en la PGV. En El Nacional Web (Noticia en línea). Disponible en: https://bit.ly/2ujBqmf (Consultado en 2018, marzo 25).
[10]Véase: Escovar León, Ramón (2017, septiembre 21). El discurso de Donald Trump y Venezuela. En El Nacional Web (Artículo en línea). Disponible en: https://bit.ly/2Gl17HV (Consultado en 2018, marzo 24).
[11]Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida (CodeVida) (2018, marzo 19). Padrino López condiciona cooperación internacional a levantamiento de sanciones. En CodeVida (Noticia en línea). Disponible en: https://bit.ly/2GqUmo4 (Consultado en 2018, marzo 23).
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Cambio Universitario. Enero, 2018
https://cambiouniversitario.wordpress.com/
Caracas, Venezuela: Universidad Central de Venezuela (UCV).