La historia en espiral

Luego del afianzamiento de la revolución cubana a manos de los sanguinarios hermanos Castro, para la década de los 60 y 70, cuando se alertaba que dicho proyecto comunista no sólo estaba destinado a la tristemente célebre “Isla de la felicidad”, y que se trataba en realidad de un proyecto de dominación con alcance continental, muchos, por desconocimiento y otros por solidaridad sentimental e ideológica, tomaban dichas afirmaciones como aseveraciones exageradas y rocambolescas. En Venezuela incluso, los conocidos “abajo firmantes”, los recibían y les daban la bienvenida utilizando los recintos universitarios como tarima para el comunismo[1].

En Latinoamérica, para el momento del advenimiento al poder de los comunistas cubanos, no existían mecanismos para registrar información y establecer comunicaciones tan poderosos como aquellos con los que disponemos hoy en día, no obstante, mucho de lo sufrido por los cubanos, y sus tempranos planes de expansion de la epoca, fueron documentados, y así, a pesar de lo cerrado que resultó ser el modelo de control social e institucional en la isla, se filtró información suficiente de todo aquel desastre hacia la comunidad internacional, previniendo al vecindario de aquella desgracia. Precisamente, la dominicana del General Trujillo, fue de los primeros países en sufrir los embates de los castristas. Pero, como resalto en el párrafo anterior, la revolución contaba en nuestros países latinoamericanos (y no latinoamericanos) con más público y aliados de lo esperado, a tal punto que, años después, siguen contando con mucho apoyo. Una muestra de ello es el usurpador Pedro Sánchez, quien dice ser presidente de España.

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Pedro Sánchez durante una ceremonia en la Plaza de la Revolución. Imagen cortesía de Reuters.

Para el latinoamericano de los años 1970, 1980 y 1990, ser revolucionario, comunista y antiyankee era casi que una moda, como calzar hoy unos zapatos Nike. Dicho experimento social, apoyado por los rusos y con elementos de control propios de la Stasi del nacional socialismo alemán, intentó penetrar países, por las “buenas” y por las no tan buenas. En muchos casos con éxito, como la invasión reflejada en la gran masa procastrista, instalada como bacterias bajo la forma de “intelectuales” en el tejido universitario latinoamericano, y en otros sin tanto éxito, como la propia invasión de Fidel Castro a República Dominicana, o la de aquellos temerarios miembros de la guerrilla que intentaron asaltar e invadir de forma violenta a Venezuela por las costas de Machurucuto y que fueron repelidos, según palabras del propio Rómulo Betancourt, como los delincuentes que eran. No obstante, posteriormente lo lograrían, como diría aquel célebre militar venezolano en el 2002, “sin echar un tiro”. Pero ya lo de Venezuela, a pesar de ser noticia en desarrollo, es historia contemporánea, de la cual es pertinente que otras sociedades aprendan, ya que, hoy, más que nunca, contamos con los medios para hacerlo.

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Recorte de prensa de «El Nacional» correspondiente al 13 de mayo de 1967. Imagen cortesía de medium.com

Tomando esta última aseveración, resulta paradigmático, y a la vez espeluznante, observar cómo, mientras otros que intentan salir de la pesadilla socialista como España (con la reciente victoria del partido VOX en Andalucía), Brasil (con la victoria de Jahir Bolsonaro) y Polonia (con la destrucción de monumentos que hacen apología al comunismo y su prohibición como doctrina política) hacen esfuerzos para no regresar a ese letargo, en otros países como Bolivia, República Dominicana y México, se reproduce la historia venezolana pero a otra velocidad, y en menor escala. No por casualidad, Bolivia y República Dominicana, que coquetean con convertirse en regímenes, resultan ser los más solidarios con el totalitarismo venezolano, a donde quiera que vayan y en el escenario que corresponda defenderlos. El caso de México, con el ascenso del comunista Andrés Manuel López Obrador, hay que revisarlo con lupa, porque los primeros días del mandatario preocupan y señalan tempestades. Pero, revisemos el caso dominicano, porque ya el de la Bolivia del neodictador Evo Morales, no necesita de mayores análisis para constatar que se trata de la instauración de un régimen similar al venezolano, las últimas violaciones a la constitución, aún teniendo el voto popular en contra, así lo indican.

En el caso dominicano, es un buen ejercicio revisar la prensa de cualquier día, y encontraremos fenómenos que se repiten de manera alarmante. Observemos algunos titulares del “Diario Libre” de Santo Domingo del día 18 de septiembre de 2018:

“Conatra dice aumentará precio de los pasajes”. Antonio Marte, presidente de Conatra, dijo que resulta insostenible continuar operando con el actual precio y anunció que no se oponen a que los choferes dispongan aumentos.

“Productores de huevos denuncian crisis en el sector”. La Asociación de Pequeños Productores Avícolas de Moca y Licey afirmó que sufren pérdidas millonarias por ventas de la carne de pollo por debajo del costo.

“Empresarios temen que sus costos aumenten por proyectada crisis de energía”. El Gobierno está en “sesión permanente” para enfrentar la situación y anuncia que destinará recursos para la compra de energía. La población se queja del incremento de los apagones.

“El frente opositor se divide, ¿Se salvará?”. El bloque de partidos de oposición formado luego de las pasadas elecciones está enfrentado y dividido por las posiciones divergentes ante la nueva Ley de Partidos y las decisiones de la Junta Central Electoral (JCE). El PRM ha ignorado los ataques luego de modificar su postura sobre las primarias en la Ley.

“Docentes por contrato, el nuevo conflicto entre Educación y la Asociación Dominicana de profesores (ADP)”. Esos enfrentamientos afectan de manera directa a los estudiantes.

“Fadul plantea que hay que modificar la Constitución”. Ministro del Interior cree es aberración prohibir a Danilo Medina volver a postularse para un tercer período.

“Sectores populares se preocupan por apagones”. Autoridades han anunciado un aumento de las interrupciones.

“Diez suicidios en últimos diez días en Santiago”.

“TC: anular algo a la Constitución es un golpe a la democracia”. El Tribunal Constitucional publicó la sentencia 0352/2018 que establece que solo la Asamblea Revisora puede modificar la Carta Magna.

“Evaluarán desempeño de jueces de la SC que cumplen siete años”. El presidente Danilo Medina convocó ayer al Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) para elegir a cuatro jueces del Tribunal Constitucional (TC) que cesaron en sus funciones.

“Desmantelan banda con armas y drogas”. Las autoridades desarticularon una supuesta banda de contrabandistas de armas de fuego y drogas que operaba en la región Norte, a la que además le decomisaron dinero.

Dichos titulares de la prensa escrita dominicana, evidencian una situación que, sin ánimos de hacer paralelismos, a los venezolanos nos resulta un lugar común. Expropiaciones, corrupción, Odebrecht, enmiendas constitucionales, relaciones cercanas con el gobierno chino, cubanos en organismos de la cultura, cierta indiferencia política por parte de la población, en especial los jóvenes. La relativización de la maldad nunca es buena consejera, y no es sano para ninguna democracia que un Ministro de Interior se involucre en las decisiones de otros poderes, sobre todo en aspectos sensibles como la reelección presidencial. ¿Dónde queda el respeto por la separación de poderes y la alternabilidad democrática? Como ese punto, podemos evaluar otros que conforman un cuadro tenebroso, un coctel de elementos que hacen de cualquier sistema democrático un elemento inflamable, pero también nos habla de cómo los fenómenos sociales tienden a repetirse en la historia, en distintos contextos geográficos, con las particularidades del caso. Por cierto, ya en Haití, sus vecinos, hartos de la corrupción, el nepotismo y el aparato represivo, se está gestando una rebelión popular contra el sistema chavista de la isla.

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Haití se levanta contra la corrupción, el nepotismo, la represión y la impunidad. Imagen cortesía de SurySur.

En el caso de la clase política, pues personajes como Leonel Fernández, Danilo Medina, Hipolito Mejías, etc., nos hablan de la decadencia en ese aspecto ante la posible alternabilidad, sólo bastaría revisar el estamento militar y policial, y observar si ya está lo suficientemente carcomido, adoctrinado, y entrenado en lo que he bautizado “La Escuela de Teherán”, dirigida a aspectos como la represión, el terrorismo de Estado, la tortura, el contrabando y el narcotráfico. Digo esto, porque visto lo sucedido en Venezuela, son los militares y el aparato policial quienes hacen el piso, el sostén para este tipo de regímenes, los que hacen el trabajo sucio, pero también los que terminan haciendo los grandes negocios, ocupando altos cargos y ejerciendo el terror.

Igualmente, bastaría observar quienes son los que, en las calles y esquinas, ejercerán la labor de sapos y sicarios. Es un rango mucho menor, sin embargo, esencial para la operatividad del régimen. Sobre todo, el malandraje, o lo que se conoce en Venezuela como el pranato, los paramilitares o colectivos, que controlan a la sociedad hasta cierto punto, y también tienen sus micro-negocios con el contrabando de alimentos, medicinas, artículos de primera necesidad, minerales, drogas, armas, etc. Otros más audaces, como el pranato, han hecho del control de zonas específicas del territorio nacional un gran negocio.

Bien sabemos que el neototalitarismo narcotraficante se vale, además de la ideología, de un factor fundamental para corromper a la sociedad: la pobreza. Toda sociedad donde exista la pobreza material y la no menos importante, la pobreza espiritual, es susceptible de ser corrompida, manipulada y prostituida. En República Dominicana, existen importantes niveles de pobreza y elementos que nos señalan que, de no llegar al poder fuerzas que garanticen transparencia en la gestión, separación de poderes, libertades y el ejercicio del poder con las mejores intenciones, el país insular podría convertirse en una suerte de populismo al más puro estilo de Venezuela y Cuba a la vuelta de poco tiempo.

Que luego no se diga que nadie les advirtió.

Por: Orlando Figuera

@ofiguera

orlando.figuera@gmail.com

Archivólogo y MSc en Comunicación Social de la UCV

Profesor en la Escuela de Bibliotecología y Archivología de la Facultad Humanidades y Educación, UCV

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Cambio Universitario. Marzo, 2019

https://cambiouniversitario.wordpress.com/

[1] Ver: Manifiesto de Bienvenida a Fidel Castro: 1 y 3 de febrero de 1989. Disponible en: http://www.venezuelavetada.com/2011/04/manifiesto-de-bienvenida-fidel-castro.html

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